Coral
A veces confundidos con plantas acuáticas, los corales son animales fantásticos. Muchos de ellos son reconocidos por las formas y colores llamativos que adoptan, mientras que otros, de un primer vistazo, más bien parecen rocas asentadas en el lecho marino. Pero la mayoría de los corales viven en colonias y forman arrecifes, importantes hábitats para miles de especies marinas. Existen alrededor de 2,500 especies de corales, organizados en las subclases Hexacorallia y Octocorallia. Los llamados “corales de fuego” (familia Milleporidae) no son corales verdaderos, a pesar de que se les suele confundir con ellos.
En BIOenciclopedia te proporcionamos más información acerca de los corales.
Descripción
No te pierdas todas las características esenciales de los corales:
- Son animales relativamente simples, sin columna vertebral, ojos, oídos, nariz o patas.
- Al igual que los demás cnidarios, son radialmente simétricos, con una estructura anatómica en torno a un eje central.
- Su cuerpo suele estar conformado por un pólipo, es decir, el animal vivo constituido por una especie de saco cilíndrico con una boca en un extremo y tentáculos retráctiles con células urticantes utilizadas para capturar alimento y defenderse y, a veces por el coralito, que es el exoesqueleto o concha de carbonato de calcio que protege al pólipo blando.
- La base, el extremo opuesto a la boca, está unida al sustrato. Se les considera sésiles, ya que no pueden desplazarse de un lugar a otro como los demás animales.
- Otros corales son blandos y no una base dura de carbonato de calcio, pero sí tejidos ligeramente endurecidos, córneos y flexibles. Pueden ramificarse.
- En ambos tipos de coral, pétreos y blandos, la boca conduce a una faringe y a una cavidad gastrovascular dividida por varias paredes o pliegues de la pared del cuerpo.
- Su aparato digestivo es uno de los más simples entre los animales. Los tentáculos se disponen alrededor de la boca.
- El tamaño y el color varían mucho entre las especies; algunos de los más pequeños miden entre 1 y 3 milímetros de diámetro, mientras que otros alcanzan más de 10 centímetros. Ciertas especies del género Fungia crecen hasta 25 centímetros de diámetro.
Distribución y hábitat
Los corales se distribuyen en aguas tropicales y subtropicales de todo el mundo, sin embargo, existen algunas especies capaces de sobrevivir en aguas de las regiones polares.
Los arrecifes de coral están presentes en las zonas tropicales y subtropicales del Indo-Pacífico y el oeste del océano Atlántico. Los corales que contienen zooxantelas en sus tejidos necesitan vivir en sitios donde los rayos del sol alcanzan a estos organismos fotosintéticos. Se les encuentra en regiones poco profundas y de aguas claras, por lo regular a menos de 46-60 metros de profundidad. Otros corales no tienen problemas en sobrevivir a profundidades de 3,000-6,000 metros. En los arrecifes, los pólipos se hallan solamente en la superficie. De hecho, los sitios generalmente azotados por fuerte oleaje son los favoritos de muchos corales, ya que las olas transportan nutrientes y oxígeno que ellos aprovechan.
Alimentación
¿Qué comen los corales? Podría sorprender saber que son organismos carnívoros y muchos consumen zooplancton y peces muy pequeños, mientras que los corales que forman arrecifes prefieren obtener nutrientes de las zooxantelas, a los que alcanzan por medio de unos filamentos de la cavidad del estómago. Los pólipos de coral capturan activamente su alimento gracias a sus tentáculos, los cuales extienden a través del agua. Cuando los tentáculos tocan a un animal, los nematocistos lo inmovilizan o matan debido al veneno que liberan, y entonces los tentáculos lo llevan hacia la boca y pasa después al estómago. Los restos también se excretan por la boca. Los corales que no capturan zooplancton o peces tienen filamentos con una capa de moco con los cuales captan diminutas partículas orgánicas disueltas en el agua, y de ellas se nutren.
Comportamiento
Ya que los corales son sésiles, no pueden migrar ni acudir a otros lugares durante la noche o el día. Lo más llamativo de su comportamiento es quizá su hábito de formar grandes colonias que conforman la estructura de los arrecifes y que actúan como si fueran un solo ser vivo. Otras especies son solitarias durante toda su vida. Ahora bien, el hecho de que ciertos corales alojen en su cuerpo zooxantelas no significa que haya parasitismo. Entre ambos organismos existe un tipo de relación conocida como simbiosis, en la que se benefician mutuamente.
Las zooxantelas encuentran refugio y nutrientes en el interior de los pólipos y sintetizan su alimento por medio de la fotosíntesis. A cambio, los pólipos obtienen parte de los nutrientes y su color. Se estima que estos pequeños organismos proporcionan a los pólipos de coral hasta un 95 por ciento de sus necesidades nutricionales.
Reproducción
Los corales pueden reproducirse de forma sexual o asexual. Los gametos o células sexuales se producen en los mesenterios o membranas de la cavidad del estómago. En la reproducción sexual, si el coral se reproduce por fertilización interna los huevos se desarrollan en el interior del pólipo durante algunos días o semanas y después se expulsan las larvas.
Si la fertilización es externa, el coral libera los gametos en el agua, los cuales eventualmente se unen y tiempo después dan lugar a larvas pequeñas. Las larvas pasan un tiempo en el agua y después se asientan en el sustrato, de donde no se desprenden más pues comienzan a desarrollarse como pólipos. A diferencia de otros cnidarios, los corales carecen de etapa medusa. La mayoría de los corales liberan gametos al mismo tiempo, lo que aumenta la posibilidad de la fecundación. Otros pólipos se reproducen asexualmente mediante gemación o división.
Amenazas y conservación
La amenaza más importante de los corales es el calentamiento global, que los está tornando más vulnerables a las enfermedades y a la muerte. El calentamiento del agua afecta sobre todo a aquellos que dependen de las zooxantelas, pues cuando los corales se someten al estrés que imprimen el cambio de temperatura y de las propiedades químicas del agua, los expulsan de sus tejidos.
Otras amenazas son la contaminación de las aguas, la extracción de corales, la sobrepesca y la pesca con explosivos. A menudo, los residuos de fertilizantes, pesticidas y otros químicos que llegan al mar mediante escorrentía llevan una cantidad demasiado alta de nutrientes a la zona de corales, y en consecuencia se produce un crecimiento excesivo de algas, lo cual es otra fuente de estrés. Además, otras zonas con arrecifes coralinos suponen un atractivo turístico y se ven amenazadas por la gran cantidad de personas que los visitan y todos los efectos que ello supone, incluidos los desechos que pueden dejar ahí.
La protección de los corales es hoy un elemento muy importante en el ámbito medioambiental. Algunos están sujetos a protección legal, como el Parque Marino de la Gran Barrera de Coral, en donde se halla una gran cantidad de los organismos de la Gran Barrera de Coral australiana. Desafortunadamente, si la protección no alcanza a otros arrecifes coralinos, un 30 por ciento de los que existen en la actualidad podría desaparecer en los próximos 30 años.
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