Camarón mantis

Se trata de un crustáceo acuático perteneciente al orden Stomatopoda, al que pertenecen las galeras o mantis marinas. Aunque existen diferentes especies que se denominan comúnmente camarón mantis, todas ellas guardan una serie de similitudes que les hace ganarse su nombre, pero el tamaño no es una de ellas, pues pueden encontrarse especies que no superan los 3 cm de longitud y otras que alcanzan los 38 cm. La especie mejor conocida se denomina Odontodactylus scyllarus, denominada comúnmente camarón mantis arlequín, que alcanza los 18 cm cuando es adulto.

A pesar de sus diferencias de tamaño, todas las especies de camarón mantis presentan unos apéndices realmente singulares. Se trata de un par de poderosas tenazas que pueden utilizar como verdaderos martillos gracias a un complejo sistema de almacenaje de energía que posteriormente es liberada de forma violenta. De este modo es como son capaces de noquear o matar instantáneamente a sus presas, que son una gran variedad de animales marinos, para luego devorarlas.

¿Y cuál es la función del camarón mantis en su ecosistema? Estos animales cumplen la función de consumidores secundarios, pues cazan a otros animales que tienen el papel de consumidores primarios y también a otros consumidores secundarios. Pero a pesar de ser una especie con un nicho ecológico bien definido y que, en principio, no debe de generar desequilibrios ecológicos, esta especie puede suponer un grave problema si su época de reproducción se descontrola, ya que tienen una gran tasa reproductiva y su eficiencia cazadora es brillante.

No obstante, eso no hace que deje de ser una especie plagada de particularidades. Algunas de las curiosidades del camarón mantis son:

• Se considera uno de los crustáceos vivos más grandes que se conocen.
• Los ojos del camarón mantis pueden moverse de forma independiente y su espectro de visión es bastante más amplio que el humano, pudiendo ver en frecuencias del infrarrojo y el ultravioleta.
• Cuando liberan la tensión en sus tenazas, estas llegan a moverse a 350 m por segundo, lo que termina en un devastador golpe que fractura conchas de bivalvos y cabezas de peces.
• Debido a su capacidad para golpear con sus apéndices delanteros, al camarón mantis también se le denomina camarón boxeador.

Todos los camarones mantis que se conocen son de agua marina y habitan las profundidades del Océano Pacífico e Índico mayoritariamente.

Se trata de un animal bentónico, pues desarrolla casi toda su actividad en el sustrato. En su hábitat se suelen encontrar rocas y cavidades que el camarón utiliza a veces como refugio, aunque realmente esta especie no cuenta con muchos animales capaces de hacerle frente. Se sabe también que, si su entorno no es de su agrado, es capaz de fragmentar rocas y conchas cercanas para construir así una guarida a su gusto.

¿Y qué come el camarón mantis? La base de la dieta del camarón mantis son los bivalvos. Cualquier clase de almeja que caiga en sus pinzas es salvajemente perforada de un preciso golpe, lo que la deja completamente expuesta e indefensa. En numerosos casos se ha visto camarones mantis cazando peces que son lo bastante incautos como para acercarse lo suficiente, sin conocer el peligro que corren.

Además, este crustáceo es capaz de provocar el fenómeno de cavitación al liberar el golpe con sus tenazas, por lo que se produce algo parecido a una pequeña onda expansiva que le ayuda a cazar peces o animales que pueden huir fácilmente. De esta forma, aunque el camarón mantis falle su golpe, su presa quedará profundamente aturdida y no tendrá opción de reaccionar a un segundo golpe.

El colorido aspecto del camarón mantis no es un simple detalle, sino que en realidad juega un papel crucial en el apareamiento de la especie. Cuando los machos quieren impresionar a una hembra, se disponen a la vista de ella y comienzan a exhibirse mientras emiten una serie de destellos bioluminiscentes en las zonas más coloridas de su cuerpo como, por ejemplo, las características tenazas. Una vez que la hembra ha podido observar y deleitarse con el espectáculo, elije a su preferido basándose en la vistosidad de sus destellos y colores.

El camarón mantis es una especie ovípara y es la hembra la que se encarga de portar todos los huevos fecundados en su abdomen, al igual que hacen las gambas, por ejemplo.

Esta especie ha llegado a reproducirse en acuarios y se sabe que los progenitores tienen una alta tasa de éxito reproductivo, pero es importante recalcar que no es buena idea tener al camarón mantis en cautividad, ya que es habitual que en pocas semanas termine cazando hasta el último pez del recinto, continúe rompiendo la decoración y, por si fuera poco, llegue a romper sin demasiado esfuerzo el cristal de la mayoría de los acuarios.

En este caso se trata de un animal resistente y robusto, con un alto éxito reproductivo y capacidad para cazar una gran variedad de animales marinos. Por estas razones, el camarón mantis puede colonizar fácilmente nuevas zonas en las que es introducido por el ser humano.

Pero eso no quiere decir que este llamativo crustáceo no tenga amenazas. En primer lugar, la mayor fuente de amenazas para la especie en la actualidad es la captura de individuos salvajes para mantenerlos en acuarios. Aunque a priori pueda parecer una práctica poco habitual, esta especie es muy codiciada por los aficionados a la acuariofilia, sobre todo en muchos países asiáticos, por su bonito aspecto y su singularidad, lo que convierte la captura en la principal amenaza del camarón mantis.

Por otra parte, siempre hay que tener en cuenta la contaminación y destrucción del hábitat cuando se habla de amenazas para las especies. De modo que, aunque actualmente no suponga un problema, la destrucción del hábitat o la contaminación de los mares y océanos por vertidos, pueden ser considerados una potencial amenaza para esta especie.

Ahora que has descubierto mucho más sobres el sorprendente camarón mantis o camarón boxeador, te animamos a conocer más crustáceos, como la Langosta y el Cangrejo gigante japonés, leyendo estas otras fichas de animales de BIOenciclopedia.

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