Lobo Ártico
El lobo ártico, también conocido como lobo blanco o lobo polar, es un mamífero carnívoro que pertenece al género Canis y forma parte de las subespecies de lobo gris (Canis lupus). Fue descrito por primera vez como subespecie distinta a otros lobos en el año de 1935 por el zoólogo británico Reginald Innes Pocock.
En este artículo de BIOenciclopedia, te contaremos cómo es el lobo ártico, cuál es su hábitat, de qué se alimenta, cómo se comporta, cuáles son sus hábitos reproductivos y qué amenazas tiene.
Descripción del lobo ártico
Lo que más destaca de la anatomía externa del lobo ártico es su pelaje de color blanco, el cual está adaptado completamente al entorno frío donde vive, pues la cantidad de pelo y el grosor lo protege de las inclemencias del tiempo. Además, su pelaje lo ayuda a camuflarse para pasar desapercibido ante sus presas.
Un lobo ártico adulto no siempre es blanco. Las crías presentan un pelaje con combinación de gris, blanco y marrón y un hocico oscuro que va aclarándose con el paso del tiempo. Aunque se vea muy grande por la cantidad de pelaje, lo cierto es que Canis lupus arctos es más pequeño que un lobo gris.
De igual forma, tiene orejas pequeñas y un hocico corto que le ayuda a retener el calor en el cuerpo. La longitud corporal de un lobo ártico oscila entre 1 y 1.8 metros con la cola incluida y de peso se mantiene entre 45 y 70kg, con algunos ejemplares de casi 80 kg.
Las patas del lobo ártico son muy fuertes y puede trotar o correr en la nieve sin dificultad. No podemos olvidar que su dentadura posee piezas dentales pesadas y grandes capaces de atravesar texturas duras.
Hábitat del lobo ártico
No hace falta adivinar el hábitat del lobo ártico. Concretamente, ocupa el archipiélago ártico canadiense desde la isla Melville hasta la isla de Ellesmere. También se encuentra Groenlandia y algunas regiones árticas de América del Norte
Por estas características, podemos decir que el hábito representativo del lobo ártico es la tundra, pues ronda en entornos fríos que algunas veces llegan a -30 grados centígrados.
Comportamiento del lobo ártico
Al igual que el lobo gris, esta especie es altamente social y forma grupos con cinco o seis individuos para realizar actividades como la caza. El lobo ártico también tiene una organización social liderada por una pareja alfa, cuyos descendientes ocupan una importante posición jerárquica y son protegidos por toda la manada.
Los lobos árticos son muy comunicativos y emplean varios tipos de vocalizaciones para diferentes situaciones, entre ellas, la territorialidad, la agresión, el peligro y la relación de una madre con su cría. De igual forma, las señales olfativas y la comunicación corporal juegan un papel muy importante. Por ejemplo, para casos de sumisión, un lobo puede agachar su cabeza y sus orejas, al mismo tiempo que mete la cola.
Por lo general, las manadas de lobos árticos no tienen miedo a las personas. En algunas comunidades habitadas se han registrado pocos casos de ataques a personas y se cree que estos se deben a la invasión humana cada vez más frecuente.
Alimentación del lobo ártico
¿Qué come el lobo ártico? Su entorno natural parece estar desprovisto de vida, pero existe una gran cantidad de fauna adaptada a las condiciones de tales latitudes que sirve de alimento a depredadores de la zona como el lobo ártico. Las liebres, los zorros del ártico, aves, insectos grandes y lemmings son un buen alimento para uno o dos lobos.
Cuando están en manada, los lobos árticos requieren de una fuente de carne mucho más grande como los bueyes y los almizcleros. Ninguna presa es fácil. Las liebres, lemmings y zorros son muy veloces y pueden esconderse fácilmente. Las aves emprenden el vuelo velozmente y los insectos, aparte de ser el alimento menos completo para ellos, tienen la facilidad de resguardarse en cualquier lugar quedando fuera de la vista de un lobo.
Además, para cazar un buey almizclero se requiere paciencia, destreza y mucha energía, pues este animal puede llegar a pesar poco más de 400 kilos y se caracteriza por defenderse con sus cuernos mediante agresivos golpes. La mejor técnica de los lobos árticos para alimentarse es mediante la persecución y el agotamiento, pues los lobos árticos tienen gran resistencia ante largos trayectos.
Esto significa que siguen a su presa a paso moderado para que esta desgaste toda su energía física. Una vez que está cansada y débil, los lobos comienzan a atacar en patas, cola y cuello para derribarla, así que la organización en equipo es fundamental.
Reproducción del lobo ártico
Los lobos árticos suelen proteger a sus crías en cavidades rocosas o cuevas que son utilizadas cada año si no sufren alteraciones que las hagan inhabitables. Por lo regular, la gestación del lobo ártico dura entre 53 y 61 días y una camada contiene de dos a tres cachorros que son celosamente protegidos.
A la edad de seis meses, una cría comienza a acompañar al grupo a los viajes de cacería y poco a poco va adquiriendo experiencia hasta valerse por sí mismo/a. La pareja alfa, quien suele ser la reproductora dentro de una manada, mantiene una relación monógama que solo se rompe si alguno de ambos muere. Esta subespecie alcanza su madurez sexual a los tres años.
Amenazas del lobo ártico
La mayor amenaza del lobo ártico es el cambio climático y no precisamente porque les afecte directamente, sino por los problemas que se podría generar en las poblaciones de sus presas. Si hay menos alimento, hay más probabilidades de que las manadas de lobos entren en contacto con el ser humano al buscar comida cerca de hogares y otros asentamientos, lo que a su vez conllevaría a una matanza descontrolada y, según los argumentos, justificada.
El desarrollo industrial del Ártico, como minas, caminos y tuberías, causa disturbios en los paisajes naturales, lo que limita los territorios del lobo ártico y modifica su estructura social.
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