Paloma
¿Quieres conocer las características de las palomas? Estas aves tan comunes en nuestras ciudades forman parte del Género Columba. En BIOenciclopedia queremos que conozcas mejor a estos animales tan habituales de la fauna de las ciudades para que sepas sus características y su clasificación dentro de las especies. ¡Toma nota y aprende más acerca de las palomas!
Las palomas son del género Columba
Arremolinadas en cualquier lugar donde se les ofrece comida, caminando a lo largo de los parques y jardines o posadas en lo alto de los edificios, las palomas son parte de la fauna de muchas ciudades. Estas curiosas y sorprendentemente inteligentes aves pertenecen a la familia Columbidae.
El nombre “paloma” se aplica a varias especies de esta, pero las del género Columba son las llamadas “palomas típicas” en sentido estricto. Las especies de paloma más conocidas son la paloma bravía (Columbia livia) y su subespecie, la paloma doméstica (Columbia livia domestica).
Orden: Columbiformes Familia: Columbidae Género: Columba
Cómo son las palomas: descripción
Las palomas son aves relativamente pequeñas y de cuerpo compacto. La cabeza es reducida y las patas, sin plumas, son cortas. Poseen un pico pequeño y ligeramente curvado hacia abajo, en cuya superficie se sitúan 2 orificios nasales protegidos por una capa membranosa llamada opérculo. Sus alas son grandes y se impulsan gracias a potentes músculos. La cola es corta. El tamaño, peso y color del plumaje varían mucho entre las especies. La paloma bravía mide entre 29 y 37 centímetros de longitud y 62-72 centímetros de envergadura.
Los individuos silvestres o ferales pueden pesar de 238 a 380 gramos, pero las domésticas suelen ser un poco más pesadas debido a la abundancia de alimento que encuentran en las zonas pobladas. La paloma turqué (Columba bollii) tiende a ser más grande, con sus 36-38 centímetros de longitud, y la paloma del Turquestán (Columba eversmanni) es un poco más pequeña, al medir unos 30 centímetros de largo. Dos de las más grandes especies del género son la paloma japonesa (Columba janthina) y la paloma torcaz (Columba palumbus), con 37-43.5 y 38-44.5 centímetros de longitud, respectivamente.
El color del plumaje es muy variado. Algunas muestran un color marrón claro o grisáceo opaco, y otras lo tienen más oscuro, azulado o con patrones de puntos o franjas más claras. Ciertas especies cuentan con toques iridiscentes, especialmente en el cuello o en las alas, como la paloma bravía, que suele desarrollar tonalidades verdes y rosadas o púrpuras desde la nuca hasta un poco más abajo del cuello.
La paloma de Nicobar (Caloenas nicobarica) posee una bonita capa gris con colores verde y cobre muy brillantes, mientras que la paloma ojigualda (Columba arquatrix) tiene alas y espalda marrones con pequeñas y redondeadas manchas blancas.
Distribución y hábitat
Existen unas 310 especies en la familia Columbidae, y unas decenas en el género Columba.
Existen unas 310 especies en la familia Columbidae, y unas decenas en el género Columba. Hay palomas en todo el mundo, menos en la Antártida, las regiones más frías de los polos y algunas islas remotas. La paloma bravía salvaje es originaria de Europa, Asia Occidental y norte de África, pero ahora se encuentra en casi toda ciudad del mundo como paloma feral, es decir, de forma silvestre como descendiente de individuos domésticos. Muchas especies tienen una distribución específica.
La paloma somalí (Columba oliviae), por ejemplo, es endémica del norte de Somalia, y la paloma de Santo Tomé (Columba thomensis) es endémica de la isla del mismo nombre. Asimismo, la paloma de Ceilán (Columba torringtoniae) se encuentra en estado salvaje únicamente en Sri Lanka. Las palomas son aves adaptables, pues son capaces de habitar desde zonas montañosas hasta zonas tropicales. Se piensa que las palomas típicas son nativas del Viejo Mundo, pero algunas, al ser introducidas al Nuevo Mundo y adaptarse a los diferentes hábitats, comenzaron a proliferar.
Hoy, puede verse palomas en los parques urbanos, alrededor de las granjas, en tierras de cultivo, en altos edificios urbanos y rurales y en puentes de ferrocarriles, entre otros sitios. Las palomas salvajes regularmente habitan acantilados rocosos. Por su parte, las domésticas suelen mantenerse en construcciones llamadas palomares.
Alimentación de las palomas
Se alimentan básicamente de semillas, granos y frutos. Según la especie, pueden consumir los granos que encuentran en el suelo o comer en los árboles. La paloma bravía come semillas y frutos, y ocasionalmente atrapa invertebrados, como insectos y arañas, con los que complementa su dieta.
Los individuos domésticos, que a veces son criados para servir como alimento, reciben un menú un poco más variado, que puede incluir migas de pan y hasta desechos de comida. No es raro ver en los sitios públicos palomas ferales siendo alimentadas con semillas y migas de pan y galletas, aunque ellas también buscan bayas y semillas entre el pasto. Beben agua continuamente; cuando lo hacen, toman primero pequeños sorbos y después inclinan hacia atrás la cabeza para tragar el líquido.
Comportamiento
Son las palomas aves tímidas, que prefieren huir ante el peligro antes que atacar. Generalmente, se les observa durante el día, y por la noche acostumbran descansar. Si hace mucho calor en el día dejan sus actividades y se refugian para evitar que su cuerpo se sobrecaliente. Pueden pasar mucho tiempo juntas y alimentarse en bandadas. Son muy vocales, es decir, emiten varios tipos de vocalizaciones con distintos fines como atraer una pareja o mostrar alarma.
Son, al parecer, más inteligentes de lo que se cree, como se ha comprobado con las palomas bravías salvajes, domésticas y ferales. Columba livia es capaz de recordar cientos de imágenes durante largos períodos de tiempo, distinguir diferentes tipos de objetos mediante conceptos abstractos y categorizarlos. En un estudio con palomas bravías, los expertos adiestraron a unas cuantas para distinguir entre las pinturas del cubista Picasso y el impresionista Monet; posteriormente se les mostró pinturas de los dos autores a las que no se expusieron, y lograron reconocerlas. La conclusión fue que las palomas aprendieron la diferencia entre una pintura cubista y una impresionista.
Gracias a esta prodigiosa memoria, tanto visual como olfatoria (pueden recordar el olor de la zona donde viven) en estado salvaje pueden recordar el camino para regresar a su nido desde distancias muy largas. También está implicado su sentido de magnetorrecepción: cristales de magnetita se hallan en su pico, lo que sugiere que podrían utilizar los campos magnéticos para orientarse y volar hacia su nido o palomar.
Las palomas mensajeras son palomas domésticas criadas para enviar pequeños paquetes de hasta 75 gramos o papeles con mensajes que se sujetan a una de sus patas. Fueron muy utilizadas en tiempos de la I Guerra Mundial e incluso una hembra, llamada Cher Ami, fue condecorada con la Cruz de Guerra por su servicio de mensajería.
Reproducción de las palomas
Son especies ovíparas. Cada una tiene una temporada de reproducción específica. En estado salvaje construyen un nido con palitos y desechos en lo alto de un acantilado rocoso, pero en ciudades y poblaciones lo hacen en techos, vigas u otras estructuras altas.
Algunas prefieren los árboles o el suelo. Una vez en el nido, la hembra pone regularmente 1 a 3 huevos y tanto ella como el macho se turnan para incubarlos. En este período, las plumas del pecho se caen y aparece el llamado “parche de cría”, con el que los calientan. El período de incubación no tiene una duración exacta, pero es de alrededor de 18 días.
Amenazas y conservación
Las palomas ferales, por su adaptabilidad y rápida reproducción, son tan abundantes en algunas ciudades, que se les ha llegado a considerar una plaga. Es el caso en la ciudad de Nueva York. Preocupa el hecho de que pueden transmitir algunas enfermedades a los humanos a través de sus excrementos, como la psitacosis, la histoplasmosis y la criptococosis. El ser humano puede cazarlas para alimentarse de ellas, y también usarlas en experimentos de laboratorio.
En estado salvaje tienen muchos depredadores naturales, como el mapache y la zarigüeya de Virginia (Didelphis virginiana), pero especialmente aves de presa como el búho cornudo (Bubo virginianus), el búho chico (Otus asio), el cernícalo americano (Falco sparverius) y el halcón peregrino (Falco peregrinus), además de gaviotas y cuervos. La paloma bravía está lejos de estar en peligro de extinción, pero otras especies sí están amenazadas.
De acuerdo con la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, algunas de las que mayor peligro experimentan son la paloma plateada (Columba argentina, En Peligro Crítico), la paloma del Nilgiris (Columba elphinstonii, Vulnerable), la paloma del Turquestán (Columba eversmanni, Vulnerable), la paloma cabeciclara (Columba pallidiceps, Vulnerable) y la paloma de Santo Tomé (En Peligro de Extinción).
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