Dickinsonia: uno de los animales más antiguos del mundo
El planeta ha ido cambiando con el paso del tiempo, dirigiéndose cada vez a mayor especialización. Hace 500 millones de años, no existían animales como los conocemos hoy, tanto que dudaríamos incluso de quién es su pariente más cercano, o siquiera que clasifique como uno. Entre ellos tenemos a Dickinsonia, uno de los animales más antiguos del mundo que se conocen. Para saber más, te invitamos a leer este artículo de BIOenciclopedia.
Qué es el animal dickinsonia y su clasificación
Dickinsonia es un primitivo animal que conocemos hoy en día gracias al registro fósil, pues ya se encuentra extinto. Es de gran importancia, pues se trata de uno de los animales multicelulares complejos más antiguos que se conocen, que pertenecía a la llamada fauna ediacárica, es decir, del periodo Ediacárico, con una estimación de 560 millones de antigüedad.
Dickinsonia es un género, bajo el que hay diferentes especies. La más conocida es Dickinsonia costata. Su clasificación es la siguiente:
- Reino: Animalia
- Subreino: Vendobionta
- Filo: Proarticulata
- Clase: Dipleurozoa
- Familia: Dickinsoniidae
- Género: Dickinsonia
El subreino Vendobionta fue un grupo de animales que precedieron a los verdaderos animales pluricelulares más especializados. Por su parte, el que pertenecieran al filo Proarticulata significaba que tenían segmentos en el cuerpo y cierta simetría. Podemos ver que su clasificación es muy diferente a la de los animales con los que estamos familiarizados, y es que es tan diferente a lo que vive hoy en día que no podemos decir que se parezca a algo actual.
Características del dickinsonia
- Dickinsonia tenía un cuerpo aplanado dorsoventralmente, con simetría bilateral, y forma ovalada ligeramente alargada.
- Eran delgados como una hoja de papel, con unos pocos milímetros de grosor. Además, el cuerpo era blando, pero sus células tenían pared para poder sostener las corrientes de agua y para dar un poco de sostén.
- Al centro tenía un eje, del que partían segmentos hacia los lados. Conforme crecía, se iban añadiendo más segmentos en la parte inferior. Cada uno de estos segmentos era independiente, y por dentro estaban llenos con un líquido, llamado líquido plasmodial.
- La cabeza correspondía a la parte superior de la que surgían los segmentos, pero no tenía ojos ni nada similar.
- El tamaño podía variar bastante. Podían llegar a medir 1,40 de alto, con un mínimo de 4 milímetros.
- Eran animales multicelulares.
- Longitudinalmente tenía fibras musculares, con lo que se sugiere que podía desplazarse conscientemente, y no a la deriva como muchos de los animales marinos primitivos. Eso sí, el movimiento era muy despacio.
- Se alimentaba por ósmosis, por el lado ventral, que era como un tapete con bolsillos digestivos. Con esta superficie absorbía microorganismos del fondo marino. La digestión se comenzaba fuera de su cuerpo, y una vez digerido, lo ingería mediante absorción. Además, se ha sugerido que tiene una relación simbiótica con bacterias, por lo que su energía hubiera sido recibida en parte por la fotosíntesis de estos organismos fotosintéticos. Poseían por dentro un sistema digestivo interno sencillo, pero carecían de boca y ano.
- Habitaban en los mares, normalmente asociados al bentos por su dependencia del mismo para obtener el alimento. Estos mares eran someros, y por lo tanto, con abundancia de luz y con ello, de alimento.
- Carecían de gónadas o sistemas reproductivos, por lo que se sugiere que su reproducción era mediante división asexual.
El descubrimiento del dickinsonia y su historia
Darwin había determinado que no se podrían preservar fósiles de cuerpo blando, y que tampoco había evidencia previa al periodo Cámbrico. Pero con los años, se encontraron registros fósiles del periodo Ediacárico, cambiando lo que se conocía hasta entonces en la evolución de los animales.
En 1947, se descubrieron los primeros fósiles de Dickinsonia en Australia, junto con otros fósiles ediacáricos, por el paleontólogo y geólogo Reginald Claude Spigg. Las impresiones de este animal se encontraron sobre piedra de arenisca. Lograron conservarse bien porque en la zona no había organismos que excavaran y que interfirieran con el registro fósil. En este momento no se dataron como propios del periodo Ediacárico, sino que se sugirió que pertenecían al periodo Cámbrico, hasta que fueron datados correctamente.
En un inicio se creyó que estaban relacionados con las plumas de mar, las medusas, placozoos, gusanos poliquetos, e incluso líquenes, pero se supo que tenían su propio orden taxonómico hasta el año de 1967. Siendo una fecha tan reciente, en algunos libros todavía aparece este organismo bajo clados taxonómicos incorrectos. Los debates y complejidades fueron constantes, y fue hasta el reciente 2018 cuando se publicó un artículo en la revista científica Science en el que se afirmaba que verdaderamente se trataba de un animal multicelular, e incluso se sospechaba que podía ser un protozoo unicelular gigante. Su condición pluricelular se confirmó gracias a análisis obtenidos de fósiles bien conservados, donde se buscaron indicadores de moléculas similares al colesterol. A pesar de ello, hay quienes todavía no lo consideran un animal, y que debería estar bajo su propio reino.
Se bautizó con el nombre de Dickinsonia en honor al entonces jefe de las minas donde se encontró, llamado Ben Dickinson. Además de encontrar registros fósiles en el sur de Australia, los hay en los montes Urales, en Ucrania y en el mar Blanco, afirmando su presencia especialmente en el Viejo Mundo. Estos organismos desaparecieron y se extinguieron con la explosión de Cámbrico, que fue cuando animales más complejos comenzaron a diversificarse y a dominar el entorno.
Ahora que ya conoces a dickinsonia, uno de los animales más antiguos del mundo, no te pierdas este artículo sobre LUCA o last universal common ancestor: qué es en biología y cómo era.
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- Major Events in the History of Life. (1992). Reino Unido: Jones and Bartlett Publishers.
- Evolutionary Biology. (2000). Países Bajos: Springer US.
- Encyclopedia of Evolutionary Biology. (2016). Países Bajos: Elsevier Science.