Tarsero filipino

El tarsero filipino, con nombre científico Carlito syrichta, tiene estas características:

• Es un primate muy singular perteneciente a la familia Tarsiidaeque.
• Habita en las selvas del archipiélago filipino.
• Se trata de un animal de tamaño muy reducido en comparación con el resto de los primates, teniendo una longitud promedio de entre 10 y 15 cm sin contar su cola, y un peso que ronda los 130 gramos, pero no suele superar los 160 g.
• Estamos hablando de un animal que basa su estrategia de supervivencia en pasar desapercibido frente a sus depredadores, por lo que su pequeño tamaño, su color neutro, sus hábitos sedentarios y su habilidad para trepar y aferrarse durante horas a cualquier tipo de árbol o rama, son características que trabajan conjuntamente para garantizar su supervivencia.
• El aspecto general de este animal es reducido y compacto, de color pardo claro y con unas pequeñas orejas que sobresalen en su cabeza.
• Su cola y dedos son largos, delgados y desprovistos de pelo, lo que le permite tener mayor sensibilidad al tacto. Además, la forma en que se adhieren a la superficie de los árboles con sus dedos requiere que no haya una densa capa de pelo en las yemas de sus dedos.
• Lo que más llama la atención de este animal desde el primer momento, son sus grandes ojos, que son los más grandes en proporción al tamaño del cráneo de entre todos los mamíferos.

Este pequeño animal vive en las islas Filipinas, específicamente en las selvas y bosques tropicales de las islas de Bohol, Samar, Leyte y Mindanao. Estos primates prefieren habitar en áreas con densa vegetación, como bosques de bambú y manglares, y son más activos durante la noche. Durante el día, en cambio, se esconden en árboles y arbustos para evitar a los depredadores y mantenerse seguros, de ahí que escojan áreas con vegetación muy densa para vivir.

A pesar de su aspecto inofensivo e inocente, el tarsero filipino es un animal carnívoro que se alimenta principalmente de insectos, como grillos, saltamontes, escarabajos y polillas, aunque también se sabe que consumen pequeños vertebrados, como ranas y lagartos y, ocasionalmente, frutas y néctar.

Los tarseros tienen una dieta inusual, ya que son capaces de digerir los exoesqueletos de los insectos, lo que les permite obtener una fuente adicional de nutrientes. Además, pueden localizar a sus presas utilizando sus grandes ojos y orejas móviles, y luego saltar distancias sorprendentes para atraparlas por sorpresa, por lo que se dice que es un cazador de emboscada.

Esta especie alcanza la madurez sexual entre los 1,5 y 2 años de edad y las hembras tienen un ciclo reproductivo de aproximadamente 180 días, durante los cuales se vuelven receptivas al apareamiento por 1 o 2 días. Una vez que se produce la cópula y tiene lugar la fecundación, la gestación dura alrededor de 180 días, después de los cuales la hembra da a luz a una sola cría, que es llevada en su boca o adherida a su abdomen durante las primeras semanas de vida. A diferencia de otros animales, que dan a luz a crías de lento desarrollo, estas crías se desarrollan rápidamente y son capaces de moverse y saltar con habilidad a las pocas semanas de nacer.

Pero una característica de los tarseros filipinos es que tienen una tasa de reproducción relativamente baja, lo que hace que sean más vulnerables al descenso de su población por las diferentes amenazas que sufren en su ecosistema.

Como sucede con casi todas las especies del planeta, el tarsero filipino se enfrenta a una serie de amenazas que ponen en peligro su supervivencia.

La principal amenaza es la pérdida de hábitat debido a la deforestación, la agricultura y la construcción de infraestructuras. La tala de árboles para la producción de madera, papel y carbón vegetal, así como la expansión de la agricultura y la construcción de carreteras, han reducido significativamente el área de bosques donde estos primates viven suponiendo una amenaza de grandes magnitudes.

Otra amenaza importante es la caza furtiva para el comercio de mascotas y la medicina tradicional local. Muchos tarseros son capturados y vendidos como mascotas, lo que afecta directamente a su población en la naturaleza. Aparte de esto, también se les caza por su carne y se utilizan partes de su cuerpo para la medicina tradicional local, que le atribuye efectos milagrosos y medicinales sin ningún fundamento científico. Además, los incendios forestales y las actividades turísticas en su hábitat natural también representan una amenaza considerable para estos pequeños primates.

Como resultado de todas estas amenazas, la población de tarseros filipinos se ha reducido significativamente en las últimas décadas, y la especie ahora es considerada por la UICN^[1] como “casi amenazada”, por ello es importante tomar medidas para proteger y conservar su hábitat natural, así como implementar medidas para prevenir la caza furtiva y la explotación de esta especie única.

Siendo un animal tan exótico y particular, presenta tantas características inusuales que resulta incluso difícil seleccionar solo algunas que destacar. A continuación, te contamos las que nos han parecido más interesantes:

• Se clasifica entre los primates más pequeños del mundo, junto con especies como el tití pigmeo o el tarsero fantasma.
• En las yemas de sus dedos tienen unas estructuras adhesivas que facilitan su sujeción a las ramas.
• Sus ojos son aproximadamente del mismo tamaño que su cerebro y tienen una movilidad muy reducida.
• El tarsero filipino es capaz de girar su cabeza hasta 180º, lo que les aporta una vista panorámica de su entorno.
• Gracias a sus largas patas en relación al resto de su cuerpo, son capaces de saltar grandes distancias, lo que les permite cambiar rápidamente de rama o árbol para escapar de sus depredadores.
• Se pueden comunicar con una amplia variedad de sonidos, como silbidos, gruñidos y chillidos.

Si te ha gustado descubrir al tarsero filipino, aquí te presentamos a otro curioso primate llamado Gálago.

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