Pájaro Kiwi

Pájaro Kiwi

El pájaro kiwi pertenece al orden Apterygiformes y a la familia Apterydae. Es un ave no voladora endémica de las islas neozelandesas, donde ha existido desde hace miles de años. Por esta misma razón, es el ave nacional de Nueva Zelanda. El kiwi es, en realidad, un género que comprende cinco especies. El nombre del género, Apteryx, proviene del griego “sin alas” y, a su vez, la palabra kiwi procede de la emisión sonora que hace esta ave, que suena como “kee wii” en el idioma maorí.

En este artículo de BIOenciclopedia encontrarás las características, distribución, comportamiento, alimentación, reproducción y amenazas del pájaro kiwi.

Descripción del pájaro kiwi

Esta ave resulta curiosa y posee una serie de particularidades que llaman mucho la atención del hombre. Una de las señales físicas que más destacan del kiwi es su largo, delgado, flexible y curvo pico, que además tiene una gran sensibilidad al tacto. Otra característica interesante es que su cuerpo parece estar recubierto de pelo y no plumas, que son lo que usualmente poseen las aves. Sin embargo esta apariencia se debe a que las plumas no tienen bárbulas.

No tienen cola y suelen ser de color marrón, aunque también podemos encontrar el kiwi blanco, con plumaje de este color. Las alas del kiwi son muy pequeñas: miden unos 3 centímetros y permanecen pegadas a su cuerpo, por lo que son casi inexistentes. Las patas son fuertes y musculosas, con 4 dedos almohadillados en cada una.

Es un ave corredora y pertenece al grupo de las ratites, palabra cuyo significado es “balsa” en alusión a su esternón plano. De hecho, el kiwi es un animal tan rápido que supera la velocidad de un ser humano. Todo lo anterior le da una apariencia frágil, lo que se suma al hecho de que es un ave pequeña que mide ente 25 y 45 centímetros y con un peso que oscila entre los 1,3 y los 3,3 kilogramos. En este caso, la hembra es más grande que el macho y es quien domina la relación.

Distribución y hábitat del pájaro kiwi

Debido a que esta ave es endémica de Nueva Zelanda, su distribución está limitada a dicho territorio. El kiwi habita los bosques húmedos y los pastizales y, al no poder volar y, en consecuencia, subir a los árboles, cava con sus uñas en el suelo y construye su nido a modo de madriguera.

Comportamiento del pájaro kiwi

Hasta hace unos años se creía que el kiwi era un ave únicamente nocturna porque pocas veces se le había visto a la luz solar, sin embargo, los investigadores descubrieron que en realidad sí sale durante el día, pero prefiere descansar en su madriguera y salir a buscar su alimento por la noche.

Por otra parte, el macho y la hembra mantienen una relación muy estrecha que dura toda o la mayor parte de su vida. La sencilla mecánica de su vida consiste en acurrucarse juntos en la madriguera mientras haya sol y por la noche se dedican a conseguir alimento y vigilar la madriguera.

Alimentación del pájaro kiwi

Pese a su tamaño y limitación de las alas, el kiwi es buen cazador y se ayuda del sigilo que le otorgan las almohadillas de sus patas y su finísimo olfato. Ambos elementos le permiten capturar presas pequeñas como gusanos o larvas y consumir frutos caídos. Para ingerir su comida, aspira el fruto o insecto con el pico y después se lo traga.

Reproducción del pájaro kiwi

El macho y la hembra se emparejan durante toda su vida, a menos que la hembra decida abandonar al macho y conseguir otra pareja. Para cortejarla, el macho tiene que ir detrás de ella y seguirla por un tiempo hasta que sea aceptado. De ser así, a finales de invierno o principios de verano la hembra pone un solo huevo que es bastante grande en relación a su tamaño. Estos huevos pueden pesar hasta 450 gramos en un cuerpo pequeño, lo que llega a ser el 20 por ciento del peso de la madre.

Posteriormente, el macho se encarga de incubar el huevo unas 10 semanas u 80 días. Una vez que la cría sale del cascarón, no es alimentada por ninguno de los padres, sino que deberá conseguir su alimento por sí misma.

Amenazas del pájaro kiwi

El kiwi es una especie fuertemente amenazada y su población ha ido decreciendo con el tiempo a causa de depredadores domésticos como perros y gatos, además de la destrucción de su hábitat en un territorio limitado.

Afortunadamente, en Nueva Zelanda existen numerosos santuarios para proteger a esta ave y repoblar las zonas de donde son originarios. Por ejemplo, el Whangarei Kiwi Sanctuary, el Okarito Kiwi Sanctuary y el Zealandia, en la capital del país.

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